Por Rafael Lara
Robos, atracos, asaltos, homicidios, asesinatos, actos de raterismo y otras modalidades del crimen, tienen de rodillas a los residentes en el municipio San Cristóbal.
En Madre Vieja, Norte y Sur; Villa Hermosa, El Fondo, Lava Pies, Las Flores, Jeringa y cualquier sector popular de la ciudad, sin excepción del día o la noche, la ciudadanía no aguanta el acecho de los delincuentes.
No importa el renombre de la figura o la seguridad de la residencia, los malhechores por igual azotan; con la diferencia que si es a una figura reconocida, las autoridades dicen presente y dan respuestas.
Los pobladores, simple caminantes, ya ni siquiera acuden a la dotación policial a denunciar las infracciones, desesperanzados esperan y sufren.
No podemos hablar de inercia o inoperancia por parte de la Policía Nacional, que en San Cristóbal está dirigida por el coronel Rodolf Ceballos; pues en las principales arterias comerciales se ven apostadas las patrullas motorizadas, en horas puntuales.
Los demás, sálvese quien pueda; en fin, los hijos y los nietos de la reconocida Doña Machepa, no pueden reunirse con las encumbradas autoridades policiales, pese a que pregonan ser “comunitarios”.
En Madre Vieja Norte, los colmados son asaltados, una, dos y hasta tres veces, despojados de dinero, mercancías, prendas; sólo queda la vida, las cuales no se saben cuándo regresan los amigos de lo ajeno buscarlas.