Por Ramón E. Ramírez Franquis, MA
15 de agosto de 2023
Por Ramón E. Ramírez Franquis, MA
A medida que amanece sobre la provincia de San Cristóbal, un aire de pesar y tristeza envuelve a sus habitantes. La reciente explosión en una antigua fábrica de reciclaje de plásticos ha dejado una huella profunda en nuestros corazones y nos ha grabado la fragilidad de la vida y la necesidad imperante de proteger a nuestra comunidad. En momentos como este, es esencial que recordemos nuestro deber compartido de trabajar en la mejora de la seguridad de cada uno de nosotros y de las generaciones venideras.
Hoy, veinticuatro horas más tarde nos dirigimos a todos, desde el corazón mismo de esta tierra que tanto amamos, para hacer un llamado a la reflexión y a la acción. Sería imperdonable mantenernos en silencio y permitir que esta tragedia quede simplemente como un recuerdo doloroso en la historia de nuestra provincia y nuestro país.
Es evidente que la ubicación de la fábrica en el centro de nuestra ciudad, rodeada por negocios y hogares, plantea una interrogante fundamental sobre el manejo de permisos y regulaciones para industrias de alto riesgo. Es hora de considerar cuidadosamente el impacto que estas decisiones pueden tener en nuestras vidas y en el bienestar de nuestras familias. Es injustificable que permanezcamos siendo permisivos ante los intereses económicos que eclipsan la seguridad y la paz de nuestra comunidad.
Este trágico incidente también debe impulsarnos a replantear nuestras políticas de supervisión y seguimiento. Es responsabilidad de las autoridades dar por sentado que una instalación industrial se mantendrá segura sin una supervisión continua y rigurosa. El valor de las vidas humanas es incalculable y debemos evitar correr el riesgo de perder a más seres queridos por falta de precaución.
En este momento, extendemos un llamado directo al Gobierno Central y al excelentísimo señor Presidente de la República, Lic. Luis Rodolfo Abinader Corona. Les instamos a considerar este incidente como una oportunidad para revisar y reforzar nuestras regulaciones y prácticas industriales. Apelamos a su liderazgo y su compromiso con el bienestar de nuestra nación para que trabajemos juntos en la implementación de medidas que prevengan tragedias futuras.
Nuestra República Dominicana es un lugar lleno de gente apasionada y unida. La resiliencia nos caracteriza, somos capaces de superar los desafíos y de luchar por un futuro mejor para todos. Pero también debemos ser lo suficientemente precavidos y cautelosos como para que nuestras decisiones y acciones impacten de manera favorable la gestión de nuestras autoridades con esfuerzos que fomenten un ambiente de certidumbre y con ello se promueva la sostenibilidad de nuestros pueblos. El lamentable acontecimiento nos invita a ver en él una oportunidad de mejora, a resurgir del luto que hoy nos embarga y en lugar de que todo esto se convierta en una sombra permanente, utilicémoslo como un motivo para actuar, un llamado a un cambio positivo y duradero.
A las familias afectadas por esta tragedia, les enviamos nuestras condolencias más sinceras y nuestro apoyo inquebrantable. Sus seres queridos no serán olvidados. Vamos a honrar sus vidas asegurándonos de que sus pérdidas no hayan sido en vano.
En solidaridad y con profundo dolor continuaremos unidos, esperanzados y actuando por un futuro más seguro para todos.